sábado, 8 de marzo de 2008


Murmurando el riesgo de un perdido amanecer.

Sombras de nadie.

Aúlla la luz de las farolas apagadas y la siguen el hilo de sus bostezos carcomidos por las ansias de contar, murmurar.

Su caligrafía temblorosa entre sábanas de rayas…

Cansada de perturbar su endormecimiento.

Nadie podía hacer que su historia imaginada en un reflejo diera media vuelta para dibujar una mueca de alegría, para adentrarse en el otro lado.

Completas ilusiones bramaban de los estallidos de sus ventrículos acelerados.

Empatía, pues necesitaba que alguien plasmara en el óleo de su soledad comprensión.

Le sobraban manos de las que tirar para avanzar,

mas el movimiento de su mente seguía construyendo lágrimas secas para nadie,

pues ya no eran ni 2 ni 3,

y el resto no importaba.

1+0 siempre sumaría 1.

Ella y el círculo de sus entumecimientos.

Fibras de manteles decorados con su rimel extendido entre gritos ahogados, que le costaba respirar.

Palabras, seguían siendo eso por mucho que se esforzara en ensanchar las paredes de sus muros de cristal.

Sabía que recordar la hería y su cuerpo temblaba ya solo con leer su ortografía deformada con sílabas sin sentido, con sus frases ahora sin puntos suspensivos.

Una mota de tinta cerró sus cuadernos, libros e historias.


Mordiscos de cortinas, cosquillas en su cabello.

Arde en pasión por perturbar la cerradura de su boca, besar por besar.

Tragar por tragar.

Vivir por vivir.

Sin sentido.

Con razones, aunque para ella nunca fueron suficientes.

No se conformaba con la rutina de noches escribiendo que acontecían risas sin alma.

Por ellos.

Si no fuera por ellos, por las carcajadas estúpidas que le arrebataba la esperanza…


En su cama, nadie con ella, sólo conseguía sacar fuerza en sus letras.

Enrojeciendo sus pómulos con imaginaciones de un Romeo encantado por su mirada.

Una vez le dijeron que ésta era especial, pese a que ella solo veía unos ojos marrones por los que nadie moriría, pupilas que simplemente observaban el pasar del tiempo, parándolo para acariciar aquello que solía decir que nadie conocía. Puede que ni ella supiera lo que era.


Entre las horas, cambiaba la dirección de la luna. Daba paso a un arco iris en tonos grises.

Y si de algo estaba segura era de que su esfuerzo por hacer de su tiempo algo más que giros en el segundero de su reloj de mano, algún día, valdrían para algo.




Aunque su experiencia nunca la ayudara a saltar los baches de su camino.
"Dicen que sonríes en la soledad y que de noche hablas a escondidas, que cantas y bailas con los espejos esperando alguna respuesta del tiempo. Dicen, pero tú no dices nada"
**Seguire esperando a ser expulsada del pais de las maravillas...o a que venga él a buscarme para llevarme a un mundo ideal... o quizas a poder escuchar a un lobo aullarle a la luna azul, o que me entreguen una rosa volante durante años, o simplemente, a levantarme y seguir caminando...

jueves, 6 de marzo de 2008


Conocer a alguien como te conoces a ti misma, aceptarle a pesar de sus manías y defectos y no intentar cambiarle. Poder pensar en voz alta, confiar, escuchar, hablar, discutir..Porqué la amistad no es perfecta, nosotros tampoco lo somos.

,,,

Busco en cada rincón, espanto el aire de los rincones, remuevo hasta mis cajones e intento encontrarte. No estás, nunca apareces. Y si lo haces te largas. Como tantos otros. Voy al sitio donde te dejé y te has ido. Nadie. Soledad. Mi única compañía soy yo y a veces creo que ni siquiera me conozco, apenas me caigo bien. Silencio. Y no basta. Ni siquiera es suficiente cuando me susurras. Ahogo los gritos con la almohada. Y cae gota a gota cada una de mis penas. No hay más. Palabras vacías, ¿y qué? Sigo igual. Sola. Sin ti. Sin nadie...